viernes, 29 de octubre de 2021

Aportes Importantes y Valiosos de la Concepción Hahnemanniana sobre Miasmas Crónicos a la Homeopatía y a la Ciencia Médica

By MedFalch®

La concepción Hahnemanniana de los miasmas crónicos (especialmente con respecto a la Psora), desde el punto de vista científico actual debe considerarse como una hipótesis completamente obsoleta. Sin embargo, ha permitido que la homeopatía se convierta en una terapia de vanguardia que paradójicamente corresponde a las concepciones que la ciencia médica ha desarrollado y sigue elaborando. Veamos cuáles son las principales aportaciones que realiza:

1. La patología crónica no venérea, regresa en forma más o menos modificada y con nuevos síntomas, una vez tratada homeopáticamente y después de una aparente curación. Esto le hizo comprender que no son sólo los estados morbosos del momento, sino que son parte de un mal originario subyacente (profundo). Por lo tanto, es necesario encontrar medicamentos homeopáticos que cubran toda la patología de fondo.

2. Las enfermedades no son localizadas, están ligadas al estado general de la persona como parte de un estado más general, Hahnemann lo llamó caquexia y otros discípulos diátesis. Todo el organismo está conectado, no hay separación entre mente y cuerpo, sensación, emoción y síntomas físicos, entre lo externo e interno del cuerpo. Los miasmas crónicos comienzan en un punto, después de allí, se difunden a todo el organismo, posteriormente se manifiesta en la piel y presentan síntomas en toda la persona.

3. Consecuencias de la supresión de síntomas. Hahnemann descubrió que los síntomas cutáneos de los miasmas crónicos tienen la función de atenuar el mal interno, por tanto, mientras están presentes no se desarrollan males generales, pero si son suprimidos la diátesis privada de este síntoma vicariante se desarrolla enormemente.

4. Si un síntoma hace parte de una enfermedad mayor extendida en todo el cuerpo, en la dimensión energética de su relación con el ambiente y del tiempo de los años que ha vivido, claramente una terapia contemplada en un solo síntoma puede tener repercusión en todo el resto del organismo.

5. Descubre la dinámica del poder curativo de la naturaleza (vis medicatrix naturae), la gran fuerza que cura y que permite a la especie continuar existiendo. Actúa para eliminar o aliviar lo más posible el estado de sufrimiento. Esta dinámica ocurre en muchas enfermedades agudas (sarampión, lechina, rubeola, etc.) y también en todas las enfermedades crónicas. Consiste en el intento de mover la enfermedad desde el interior del organismo a las capas más externas, la piel y las mucosas, ya sea de eliminación o exteriorización. Esta exteriorización de síntomas tiene la función de reducir el malestar interno.

6. Si el malestar es eminentemente psicológico, puede desencadenar la psora latente, pudiendo originar nuevas explosiones de malestar ya sea en forma de erupción cutánea o en forma de síntomas internos.

7. Existen dos niveles de patología: aquella aparentemente enlazada al órgano aislado y aquella vinculada a la alteración de la función general del organismo, cuya expresión de síntomas pertenecen al estado general individual de la persona, como lo son las reacciones mentales, las sensaciones y signos evidentes. 

El diagnóstico de la enfermedad de los órganos a partir de los síntomas patognomónicos que revelan la disfunción del órgano permite separarlos de los síntomas que indican la disfunción del individuo en su totalidad. Este es el objetivo esencial que el homeópata debe fijarse, apelando a toda su capacidad, para extraer fielmente los síntomas dinámicos de la personalidad a través de la biografía de sus vicisitudes, emociones y relaciones emocionales que forman la estructura del alma.

8. Hahnemann, cuando habla de la anamnesis, señala que hay que recoger minuciosamente todos los síntomas de todas las partes del cuerpo, incluyendo las sensaciones, el estado de ánimo y las características morales, y también tener en cuenta la edad del enfermo, su constitución física, manera de vivir, de su régimen alimenticio, de sus ocupaciones, de sus costumbres, de sus relaciones sociales, de su situación familiar, de su vida sexual, etc. Esto significa que su visión del hombre holístico considera la unidad del hombre como un todo orgánico y psicosomático, y también como ser social y relacional.

Concepción Actual de la Enfermedad:

De los tiempos de Hahnemann a la actualidad la ciencia ha dado enormes pasos que la llevó a una visión unitaria del hombre desde un punto de vista psico-neuro-endocrino-inmunitario; y en estos años la genética desarrolló enormes conocimientos que está llevando a una amplificación del conocimiento médico.

Actualmente se considera que cada enfermedad es el resultado de la interacción de dos factores:

-La herencia constitucional. Expresada a través del DNA de los genes contenidos en los cromosomas.

-El modo de vivir (educación recibida, alimentación, normas higiénicas, respiración, ejercicio físico y mental, ambiente, etc.).

En base a la influencia del componente genético respecto al ambiental las enfermedades pueden ser vistas en tres clases:

1. La enfermedad monogénica o genéticas raras: predomina la enfermedad genética; caracterizada por la presencia de un único gen llamado gen enfermedad (enfermedad congénita).

2. Enfermedad multifactorial o enfermedades comunes: de la interacción de los genes con factores ambientales. Los genes confieren una predisposición a contraer una enfermedad sin determinarla. Son llamados genes de susceptibilidad y según el estilo de vida adoptado por la persona (dieta, ejercicio, estrés, problemas psicoemocionales) la enfermedad se desarrolla o permanece silenciosa. Comprende enfermedades cardiovasculares, respiratorias, diabéticas, algunos tumores, etc. 

3. Enfermedades infectivas: hasta hace poco tiempo estas enfermedades eran consideradas de origen exclusivamente ambientales debidas a factores externos como virus o bacterias. Ahora, se ha descubierto que la genética también juega un rol en estas enfermedades, por ejemplo, se conocen los genes que influyen en la progresión de la enfermedad, como el SIDA, o que nos hacen inmunes. También estas son enfermedades multifactoriales, donde la influencia genética, aunque siendo inferior a los factores ambientales, puede permitir al sujeto tener una mayor o menor capacidad de defensa o de inmunidad.

A lo interno de la medicina occidental (la que domina), existen voces que exprimen la concepción de la unidad psicofísica del hombre al mismo modo que la medicina homeopática. La profunda diferencia que existe entre el conocimiento exclusivo de la patología médica (que es siempre un fundamento indispensable) y el conocimiento de la realidad clínica, es enorme y hace que se requiera la capacidad de agrupar y sintetizar para penetrar lo más posible en tal realidad que es individual y unitaria.

Conclusión del Autor:

Aunque la investigación de la ciencia médica occidental ha llevado a las mismas conclusiones científicas a las que la homeopatía ya había llegado durante dos siglos (unidad del hombre en todo su aspecto psico-neuro-endocrino, cuerpo-mente unidos, importancia de la psique, importancia de las relaciones humanas para un estado de salud, etc.), en la práctica el hombre todavía permanece fragmentado en órganos y sistemas individuales, el cuerpo permanece separado de la psique y el hombre individual separado de su entorno.

Si, por ejemplo, consideramos cómo se está tratando actualmente la enfermedad cancerosa, nos damos cuenta de que es similar a la manera como se trataba la sífilis en el siglo pasado. La sífilis se considera como una enfermedad con salida local, una sola célula muta en una célula cancerosa y comienza a proliferar hasta producir el tumor, y la consiguiente terapia consiste en una terapia quirúrgica con mutilaciones a veces reales, o con irradiación local, o con una intoxicación general del organismo tendiendo a destruir estas células cancerosas. Así es exactamente como la sífilis fue tratada en el siglo pasado, con cauterizaciones profundas o con la extirpación del área ulcerada.

Este tratamiento contra el cáncer continúa hoy en día, y se hace pasar por lo último en terapia científicamente válida, a pesar de ser reconocida como una enfermedad del sistema inmune y por lo tanto una enfermedad general, además, del reconocimiento de los factores genéticos o ambientales que pueden favorecer su desarrollo.

La lista de contradicciones que existen entre la concepción científica general de la ciencia médica occidental o dominante y su práctica terapéutica es muy larga y abarca desde la administración de medicamentos para órganos individuales, como si estos estuvieran separados del resto del organismo, hasta la administración de medicamentos con parámetros de naturaleza estadística que no tienen en cuenta las diferencias individuales, así como la administración de medicamentos sin tener en cuenta el estado psicológico y emocional, para finalmente llegar al hecho de que la medicina está actualmente dominada por aspectos claramente económicos.

Los hospitales se han convertido en empresas y deben producir, pero ¿producir qué? Deben producir el intento de conseguir salud, además, pero, sobre todo dinero, y si un gerente ha establecido que un departamento quirúrgico debe producir, por ejemplo, cien cirugías y solo quedan setenta por hacer, las mismas cien se harán con treinta intervenciones inútiles o dañinas. Y esta es desgraciadamente la realidad que vivimos actualmente en la que detrás de las bellas palabras se esconde una realidad terrorífica.

La ciencia médica necesita homeopatía como un campo seco necesita agua, porque aporta gracias a doscientos años de investigación experimental y clínica sobre el ser humano (considerado en su totalidad), lo que le falta para convertirse en una medicina antropológica.

 

Traducción y adaptación del libro “Saggio critico sulle malattie croniche di Samuel Hahneman”; de Salvatore Coco”.